martes, 25 de enero de 2011
la multitudinaria pesca en el lago Antogo
Situado en la región malí de Gao, el pequeño Lago Antogo es considerado sagrado por la etnia Dagón. La pesca está prohibida en sus aguas; la presencia de las mujeres en sus inmediaciones, también. Sólo un día al año, en plena época seca, cuando la crudeza del clima y la falta de precipitaciones amenazan con despojarlo por completo del líquido elemento, cuando parece que está dando sus últimos estertores, cientos de dogones procedentes de todos los rincones del país se concentran en sus márgenes y esperan ansiosos bajo un sol abrasador a que el chamán del pueblo de Bamba termine de pronunciar unos cánticos ancestrales y obtenga el beneplácito de los dioses para lanzarse al agua masivamentey dar forma y color a un espectáculo único en el mundo:
En unos segundos, Antogo se llena de cientos, quizá miles, de pescadores equipados únicamente con unas cestas que sumergen frenéticamente para conseguir tantas capturas como sea posible. El lago, que el resto del año permanece como un remanso de paz y tranquilidad, pasa a ser tomadopor una multitud enfervorizada de padres de familia, ancianos e incluso niños que luchan a brazo partido por extraer los preciados recursos del agua.
Cuenta la leyenda que el lago fue descubierto hace mucho, mucho tiempo, por una joven de Bamba, que tras comprobar la gran cantidad de peces que poblaban sus aguas, le contó la buena nueva a su hermana, que residía en el cercano poblado de Yanda. Ésta última compartió la ubicación de Antogo con su marido, que rápidamente reclamó la propiedad de dichas aguas. Tal decisión disgustó sobremanera al padre de las chicas, que consideraba que el lago pertenecía a su gente, por lo que se inició una guerra entre ambas tribus de la que, finalmente, salió vencedora Bamba.
Bajo un cielo azul en el que no se atisba una sola nube y con una temperatura cercana a los 50ºC, la turba dispone únicamente de 30 minutos para llenar la canastilla. Pasado ese tiempo, un disparo marca el final del ritual. Los ávidos pescadores son conminados a salir del agua y, uno tras otro, van entregando su botín al mayor de los habitantes de Bamba, que posteriormente se encarga de distribuir los peces de manera equitativa entre los pueblos dogones.
Copy from:abadiadigital
En unos segundos, Antogo se llena de cientos, quizá miles, de pescadores equipados únicamente con unas cestas que sumergen frenéticamente para conseguir tantas capturas como sea posible. El lago, que el resto del año permanece como un remanso de paz y tranquilidad, pasa a ser tomadopor una multitud enfervorizada de padres de familia, ancianos e incluso niños que luchan a brazo partido por extraer los preciados recursos del agua.
Cuenta la leyenda que el lago fue descubierto hace mucho, mucho tiempo, por una joven de Bamba, que tras comprobar la gran cantidad de peces que poblaban sus aguas, le contó la buena nueva a su hermana, que residía en el cercano poblado de Yanda. Ésta última compartió la ubicación de Antogo con su marido, que rápidamente reclamó la propiedad de dichas aguas. Tal decisión disgustó sobremanera al padre de las chicas, que consideraba que el lago pertenecía a su gente, por lo que se inició una guerra entre ambas tribus de la que, finalmente, salió vencedora Bamba.
Bajo un cielo azul en el que no se atisba una sola nube y con una temperatura cercana a los 50ºC, la turba dispone únicamente de 30 minutos para llenar la canastilla. Pasado ese tiempo, un disparo marca el final del ritual. Los ávidos pescadores son conminados a salir del agua y, uno tras otro, van entregando su botín al mayor de los habitantes de Bamba, que posteriormente se encarga de distribuir los peces de manera equitativa entre los pueblos dogones.
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Ingeniero salvó su vida diseñando su propio implante de válvula coronaria
Cuando una enfermedad o mal pone en riesgo tu vida y la solución médica es tan o más peligrosa que el problema inicial, probablemente te den ganas de encontrar o averiguar alguna alternativa más segura, pero si eres un ingeniero probablemente incluso no te detengas hasta encontrar tu propia solución.
Eso hizo al menos el inglés Tal Golesworthy, que en el 2000 le detectaron síndrome de Marfan -enfermedad que afecta al tejido conectivo generando un aumento inusual de huesos, pulmones, corazón, ojos, etc- y que podía ocasionarle una ruptura en la aorta. La solución de los médicos era colocar una válvula mecánica y medicar un adelgazante sanguíneo muy peligroso. A Golesworthy no le parecía buena opción.
Como buen ingeniero, optó por idear su propia alternativa y aplicó pruebas de imágenes por resonancia magnética para luego reproducirlo en el computador y luego hacer un bosquejo donde elaborar su propio aparato; una especie de vendaje tubular en tereftalato de polietileno que previene la ruptura de la aorta.
Golesworthy se hizo instalar su creación en el 2004 y fue un éxito. Otras 23 personas se sometieron a la intervención y varias más esperan poder hacérsela.
Pero el tema de fondo y el mensaje que el afectado le envía a la comunidad médica es aún más elocuente: Busca que los biólogos y médicos en general acepten la colaboración de los ingenieros para solucionar problemas de la medicina que ellos no logran percibir o encontrarles solución desde su ciencia.
Ojalá su ejemplo en carne propia alcance para que sea escuchado. Podría ser un hito importante a favor de la medicina.
Fuentefayerwayer
Eso hizo al menos el inglés Tal Golesworthy, que en el 2000 le detectaron síndrome de Marfan -enfermedad que afecta al tejido conectivo generando un aumento inusual de huesos, pulmones, corazón, ojos, etc- y que podía ocasionarle una ruptura en la aorta. La solución de los médicos era colocar una válvula mecánica y medicar un adelgazante sanguíneo muy peligroso. A Golesworthy no le parecía buena opción.
Como buen ingeniero, optó por idear su propia alternativa y aplicó pruebas de imágenes por resonancia magnética para luego reproducirlo en el computador y luego hacer un bosquejo donde elaborar su propio aparato; una especie de vendaje tubular en tereftalato de polietileno que previene la ruptura de la aorta.
Golesworthy se hizo instalar su creación en el 2004 y fue un éxito. Otras 23 personas se sometieron a la intervención y varias más esperan poder hacérsela.
Pero el tema de fondo y el mensaje que el afectado le envía a la comunidad médica es aún más elocuente: Busca que los biólogos y médicos en general acepten la colaboración de los ingenieros para solucionar problemas de la medicina que ellos no logran percibir o encontrarles solución desde su ciencia.
Ojalá su ejemplo en carne propia alcance para que sea escuchado. Podría ser un hito importante a favor de la medicina.
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