Eso hizo al menos el inglés Tal Golesworthy, que en el 2000 le detectaron síndrome de Marfan -enfermedad que afecta al tejido conectivo generando un aumento inusual de huesos, pulmones, corazón, ojos, etc- y que podía ocasionarle una ruptura en la aorta. La solución de los médicos era colocar una válvula mecánica y medicar un adelgazante sanguíneo muy peligroso. A Golesworthy no le parecía buena opción.
Como buen ingeniero, optó por idear su propia alternativa y aplicó pruebas de imágenes por resonancia magnética para luego reproducirlo en el computador y luego hacer un bosquejo donde elaborar su propio aparato; una especie de vendaje tubular en tereftalato de polietileno que previene la ruptura de la aorta.
Golesworthy se hizo instalar su creación en el 2004 y fue un éxito. Otras 23 personas se sometieron a la intervención y varias más esperan poder hacérsela.
Pero el tema de fondo y el mensaje que el afectado le envía a la comunidad médica es aún más elocuente: Busca que los biólogos y médicos en general acepten la colaboración de los ingenieros para solucionar problemas de la medicina que ellos no logran percibir o encontrarles solución desde su ciencia.
Ojalá su ejemplo en carne propia alcance para que sea escuchado. Podría ser un hito importante a favor de la medicina.
Fuentefayerwayer
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