martes, 15 de febrero de 2011

Andrés Vesalio: El hombre el hombre que "fabricó" el cuerpo humano

A lo largo de la edad media, el estudio de la anatomía del ser humano en Europa se basó en los conocimientos de la Antigua Grecia, gracias a Hiparco, y de la Antigua Roma, gracias a Celso y fundamentalmente a Galeno. Estos pilares describían a grandes rasgos tanto la anatomía del ser humano como la fisiología de su funcionamiento.
Con la apertura de las universidades italianas, todo comenzó a cambiar paulatinamente. En Salerno, Bolonia y Padua se comenzaron a practicar la disección de cadáveres humanos a finales del siglo XIII, algo impensable años atrás. Los médicos a cargo de la enseñanza, comenzaron a contar en sus clases con cirujanos para que diseccionaran cadáveres, y así mostrar las vísceras a sus aprendices. El oficio de aquellos cirujanos estaba menos preciado, y su habilidad dejaba mucho que desear. Todo terminaba resultando tremendamente aburrido a todos los estudiantes, que preferían disfrutar de la gran capacidad oratoria de los maestros médicos.

I: Portada de la Fábrica de Vesalio
Así se mantuvo todo hasta el comienzos del siglo XVI, más concretamente 1514, cuando Bruselas ve nacer a Andrés Vesalio en el seno de una familia de origen francés. Hijo de médico, su educación se orientó al humanismo renacentista, siguiendo las pautas de los nuevos colegios de la época. Mientras tanto, en su casa disfrutaba de antiguos libros de anatomía de su padre, aficionándose a la disección de animales. Todo esto sentó vocación en Vesalio, quien con tan sólo 18 años se marcha a estudiar medicina a la universidad de la Sorbona en París, junto al más prestigioso de todos los médicos de la época: Jacobo Silvius.
Gracias a la gran capacidad divulgadora de Silvius, Vesalio se empapó de todos los conocimientos de Galeno. En pocos meses, Silvius se percató de la habilidad de Vesalio para diseccionar, por lo que le propuso sustituir al cirujano de sus clases, algo a lo que Vesalio aceptó sin dudar. Cuatro años más tarde, una vez terminados los estudios, su habilidad había mejorado notablemente, y se valió de ello para desplazarse a Padua, donde con tan sólo 22 años fue nombrado profesor de anatomía.
Fue entonces cuando empezó a revolucionar el mundo de la medicina con su forma de dar las clases. Yendo un paso más lejos de lo que había ido Silvius a utilizarle a él en sus clases, Vesalio suprimió al cirujano de sus clases, pero decidió ocupar él su puesto, diseccionando cadáveres mientras explicaba a sus alumnos, que llegaron a ser más de 500 simultáneamente, sus conocimientos de anatomía.
La experiencia que ganó a lo largo de años dando clases, así como su afán de dibujar todo aquello que observaba en sus disecciones valiendose de conocidos con gran habilidad para la pintura, le llevaron a escribir durante los primeros 11 años lo que se convertiría en una obra clave de la historia de la medicina y de la anatomía: De Humani Corporis Fabrica, más conocido como La Fábrica.
La grandeza de este libro no radica en sus textos, si no en sus ilustraciones, para las que contó con la ayuda de su amigo Jan Stephen van Calcar, un discípulo de Tiziano. En la portada de la primera edición de esta gran obra nos encontramos con una representación de una de las clases magistrales que daba como profesor de anatomía en Padua. Ya indagando en sus páginas, nos encontramos con ilustraciones del cuerpo humano con un detalle con el que nunca se habían representado con anterioridad. Una serie de láminas representando al esqueleto humano en todo tipo de posturas, otra serie de láminas representando a los músculos del cuerpo humano, junto disecciones parciales de los mismos. Las posturas representadas en estas dos primeras series, reflejan las técnicas utilizadas por Vesalio durante sus clases para mostrar la anatomía a sus alumnos.
En láminas posteriores aparece una burda descripción de los vasos sanguíneos y nervios, intentando en todo momento representar sus disecciones. Después se pueden observar ilustraciones de todas las vísceras del cuerpo humano siguiendo el orden galénico. Los órganos de los sentidos no faltaban en páginas posteriores, donde curiosamente la disección de un ojo animal sustituyendo a uno humano, así como imágenes de mujeres embarazadas y de sus fetos. Para terminar el libro, se encuentran unas láminas en las que aparecen dibujados todos los instrumentos utilizados para sus disecciones.
Artísticamente, la Fábrica es un libro único que goza de gran ambición en su estética. Por ello fue copiado en todas las grandes universidades de Europa, así como en las cortes más importantes. Aún a día de hoy se utilizan como representación del cuerpo humano con bastante fidelidad, pese a que hayan pasado más de cuatro siglos. Pero si nos trasladamos a un ámbito más médico, Vesalio no se arriesgó a explicar nada por sí mismo, recurriendo en todo momento a Galeno para hablar sobre la fisionomía del cuerpo humano. Eso sí, a la hora de escribir, dejaba toda su formación de lado para describir únicamente lo que percibía con su vista en las disecciones que llevaba a cabo.
Pocos años de la publicación de la segunda edición de la Fábrica, Vesalio pasó al servicio de Carlos I de España, y Felipe II, desplazándose a vivir a España. En pocos años se ganó varios enemigos, y los problemas le terminaron provocando el exilio y la penitencia de viajar a la Tierra Santa. A su vuelta de aquel viaje, su navío naufragaría, llegando Vesalio a la pequeña isla de Zante, cerca de Rodas, donde moriría en 1564 a causa de disentería.


Copied from recuerdos de pandora

No hay comentarios:

Publicar un comentario