martes, 1 de febrero de 2011

¿Cómo llamamos a Sudán del Sur?


El próximo 1 de julio, Sudán del Sur se convertirá en el país número 193 de las Naciones Unidas. Con una población de 9 millones de habitantes, un tamaño mayor que Francia y la capital en Juba, el país segregado de Sudán se enfrenta a un problema: no tiene nombre. Bueno, tiene uno pero no parece demasiado bueno: Sudán del Sur, que sigue sonando a una región meridional de Sudán. Al contrario de Yemen o Corea, la división de Sudán viene motivada por razones étnicas; es decir, no existe un solo país que justifique compartir el nombre.
A continuación, algunas de las opciones que se barajan, las ventajas y los inconvenientes que plantea tal denominación:

República del Nilo, Nilotia

A favor: Sonoro, fácil de recordar, atractivo para los turistas.
En contra: El Nilo baña al menos cinco países más: Etiopía, Uganda, Kenia y Tanzania, habitados también por pueblos nilóticos. Además, a Egipto –que supongo tiene otras preocupaciones en estos momentos- tiene el monopolio implícito de la “marca Nilo”.

Nubia

A favor: Evocador, breve, marca potente.
En contra: El pueblo nubio habitaba la parte norte de Sudán, no la sur. En el mejor de los casos, podrían cambiar su nombre con el antiguo país de pertenencia. “Sudán” significa “la tierra de los negros”, en árabe.

Nuevo Sudán

A favor: Fácil de recordar y situar en el mapa. Los estudiantes no tienen que aprenderse un país nuevo
En contra: Demasiado vinculado al país de origen, de donde no se ha escindido en términos de lo más amistosos.

Kush o Azania

A favor: Son dos nombres étnicos y geográficos referidos a la región del alto Nilo.
En contra: Tiene los mismos inconvenientes que Nubia, pues “Kush” es la palabra egipcia para referirse a Nubia. Además, resulta excluyente pues se refiere a un pueblo concreto del norte de Sudán del Sur, pero no a toda su variedad étnica y religiosa.
Otros nombres sugeridos por los lectores de The Economist fueron República del Nilo Blanco, Nuevo Zimbaue, Southan o Dohr (“país” en lengua Nuer).
Lo de nombrar un país como si se tratara de un detergente tampoco debería escandalizarnos mucho. Como señala Andreas Markessinis en Nation Branding, nombres como Costa Rica, Liberia, Groenlandia o el propio Reino Unido surgieron a partir de un brain storming, para destacar las virtudes del país, igual que cualquier nuevo produco.
¿Cómo le pondrían ustedes?

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